Cuando los científicos comprendieron la estructura de los genes y como la información que portaban se traducía en funciones o características, comenzaron a buscar la forma de aislarlos, analizarlos y modificarlos, y hasta de transferirlos de un organismo a otro para darle nuevas características. Justamente, de eso se trata la ingeniería genética, un conjunto de procesos que permite transferir genes de un organismo a otro. Como consecuencia, la ingeniería genética sirve para clonar fragmentos de ADN y para producir proteínas en organismos diferentes al originario. Así, es posible no sólo obtener las proteínas recombinantes de interés sino también mejorar animales. Hasta el momento se ha utilizado la ingeniería genética para producir, por ejemplo insulina. La insulina es una hormona que tiene un papel crucial en el proceso metabólico y es producida por el páncreas.Esta hormona es imprescindible para la utilización de la energía de los alimentos que entran en el cuerpo, permite que la glucosa se ingrese en las células del cuerpo. De esta manera, esta hormona proporciona la energía necesaria para realizar actividades, desde pensar hasta caminar. Nuestro cuerpo al no tener esta hormona carece de energía para poder hacer las actividades vitales, esto hace que tengamos una enfermedad comúnmente conocida como diabetes. La diabetes es una enfermedad en la que el nivel de glucosa en la sangre es más elevado de lo normal, y hay diferentes tipos: La diabetes de tipo 1 ocurre cuando el páncreas deja de producir insulina, Generalmente se da en niños y adolescentes.La diabetes de tipo 2 es el tipo más común de diabetes. Con la diabetes del tipo 2 el cuerpo no produce la suficiente insulina y se vuelve resistente a la acción de la insulina. Se suele presentar en adultos y mayores de edad. Esta enfermedad es un claro ejemplo de ingeniería genética, debido a que la insulina es una clonación de una hormona que pasa de paciente que posee esta enfermedad a paciente que también la posee.
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