Cuando Alfred Wegener lanzó su falsa teoría, los investigadores empezaron a buscar pruebas que les ayudase a aceptar esa teoría. Al encontrar que la tierra estaba dividida en diversas placas tectónicas tanto en los continentes como en el fondo oceánico llegaron a la conclusión de que exactamente los continentes habían estado juntos formando uno solo pero no sabían el por qué del movimiento de esas placas. El mejor continente para poder observarlo es Islandia, donde por un fenómeno natural se hizo una fractura en el límite de una de las placas. Después de haber estado discurriendo, se llegó a la conclusión de que las placas no se movían por el viento del exterior si no que era un proceso interno. A raíz de esto se empezó a estudiar el interior de la tierra y los materiales que lo contenían.
La corteza, el manto y el núcleo tanto la parte sólida como la parte líquida fueron el detonante del movimiento de esas placas. El núcleo es una pequeña pieza situada en el medio de la Tierra, que gira muy lentamente, y cuando este lo hace atrae como si fuese un imán a las placas de la tierra las cuales giran con este núcleo.
Al moverse las placas, estas pueden colisionar formando cadenas montañosas, como los Andes que es fruto de la colisión de la placa europea con las placa italiana. Este no es el único fenómeno, cuando los límites de las placas friccionan pueden formar terremotos y volcanes.